Así es; cada alumno tiene su cabra propia, su vida, su subjetividad. Hablamos y pensamos en ingentes grupos de alumnos iguales y olvidamos que, aunque están físicamente con nosotros, su alma, su mundo interior no nos pertenece.
Tenemos que buscar uno a uno esos lugares, tenemos que recuperarlos del vacio compartiendo su propia vida, creando un espacio común donde quepan mil vidas distintas. Solo así conseguiremos hacer realidad eso que llamamos enseñar.
Por eso es necesario y merece la pena trabajar, esforzarse, estudiar constantemente.
Si un día te encuentras en una clase con treinta chicos mirándo con interés lo que les dices sabrás que son tuyos para siempre.....
Y eso es lo que merece de verdad la pena
Si un día te encuentras en una clase con treinta chicos mirándo con interés lo que les dices sabrás que son tuyos para siempre.....
Y eso es lo que merece de verdad la pena
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