jueves, 28 de octubre de 2010

Reflexiones de media noche


“Hemos aumentado la velocidad. Pero nos hemos encerrado nosotros mismos dentro de ella. La maquinaria, que proporciona abundancia, nos ha dejado en la indigencia. Nuestra ciencia nos ha hecho cínicos; nuestra inteligencia, duros y faltos de sentimientos. Pensamos demasiado y sentimos demasiado poco. Más que maquinaria, necesitamos humanidad. Más que inteligencia, necesitamos amabilidad y cortesía. Sin estas cualidades, la vida será violenta y todo se perderá. (…)”
Sir Charles Chaplin, El gran dictador

“Pensamos demasiado y sentimos demasiado poco”, Chaplin, hace ya algún tiempo, supo resumir en seis palabras un tema que, en mi opinión, es el gran problema de una sociedad que avanza a pasos de gigante, nos educan mecánicamente, no enseñan geografía, lengua, historia, latín y hasta trigonometría, llenamos cuadernos de garabatos que procuramos olvidar una vez hacemos un examen para llenar nuestras cabezas de garabatos nuevos para el próximo. Nos enseñan tablas y leyes, listas y normas pero se olvidan siempre de lo principal, enseñarnos a creer en lo que aprendemos y hacer que nos guste. Nos olvidamos de las pasiones y los deseos y vasectomizamos los sentimientos, nos hacen neutros y fríos, nos cortan la creatividad y nos castigan por ser diferentes o distintos, olvidan las autopistas de lo que queremos y nos encauzan en las viejas carreteras de lo que debemos, no aprendemos, no avanzamos… ¿cuántos hemos visto grandes profesores en las películas y jóvenes pupilos siguiendoles a pies juntillas? ¿cuántos hemos deseado entonar un  ‘oh capitán, mi capitán’? ¿cuántos no quisimos un maestro apasionado al que seguir? Y sin embargo… salvando alguna excepción (que alguna habrá) ¿cuántos profesores (que también sea dicho de paso, ellos también fantasearon con subirse a alguna mesa a lo Robin Williams) nos hemos encontrado lejanamente similares?

Yo he tenido la suerte de topar con algún gran maestro, que  no sólo me ha enseñado, sino que también me ha guiado para que pudiera seguir aprendiendo más allá de sus clases. Son esas personas las que hacen que la educación merezca la pena, por eso propongo aprender de ell@s y os invito a recordar y poner en común anécdotas de aquellos/as profesores que os han marcado y aún recordáis a estas alturas del camino…

Carla Martínez Cameselle

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